La pregunta del millón de dólares: La teoría

 

Imagine que participa de un programa de televisión. El conductor pone delante suyo dos cajas y le pide que elija una. En una de las cajas hay un premio de un millón de millones y en la otra, nada. ¿Elegiría una de las cajas para tener un 50 % de probabilidad de ganar un millón de millones o se retiraría para tener la garantía de ganar el millón de dólares? ¿Qué haría?

 

Analicemos la decisión.

 

Para la mayoría de las personas, un millón de dólares sería una suma muy importante, y tener la garantía de poder retirarse de esta situación con esa cantidad de efectivo en el bolsillo sería sumamente tentador. Ahora bien ¿sería un tonto o un jugador imprudente si analizara la posibilidad de aceptar el riesgo de ganar un millón de millones?

 

Después de todo, un millón de dólares es un monto que le cambiaría la vida, pero un millón de millones podría cambiarle la vida a usted, a su comunidad y a muchas personas más. Imagine la cosas buenas (y malas) que se podrían hacer con una fortuna como esa.

 

Si asumimos que la mayoría de las personas aceptan el millón de dólares garantizado ¿Qué pasaría si le presentaran un dilema similar a usted y en lugar de un millón de dólares le garantizaran $1000 y una de las cajas tuviera un millón en su interior? ¿Elegiría de todos modos los $1000 garantizados en lugar de arriesgarlos para ganar un millón?

 

Lo interesante de esto es que, aunque la mayoría de las personas aceptara el riesgo de perder los $1000 para tener la oportunidad de ganar un millón, harían totalmente lo contrario en el primer ejemplo. Los índices son los mismos, ya que un monto equivale a 1000 veces el otro, pero el efecto psicológico de perder $1000 es menos doloroso que el de perder el millón de dólares que se ofrece en el primer ejemplo.

 

¿Qué proceso psicológico interviene?

 

¿Cuál es la razón en este caso? En teoría, ambas cajas tienen un valor esperado de 500 millones cada una (un millón de millones dividido dos), por lo que podría haber un motivo racional para aceptar el riesgo de elegir una de las dos cajas. Uno podría decir que al irse a casa con las manos vacías la situación no empeora, ya que se volvería como llegó. Otros considerarían que perdió un millón al tomar esa decisión.

 

La teoría de las perspectivas de Kahneman y Tversky indica que los seres humanos somos reacios a tomar riesgos cuando se trata de ganancias, y que por ello preferimos soluciones que tengan una utilidad esperada menor (por ejemplo, una recompensa económica menor) pero una certeza de éxito mayor. Sin embargo, si la situación fuese ligeramente distinta y tuviéramos que enfrentarnos con una decisión arriesgada que podría generar una pérdida, buscaríamos el riesgo de forma activa si hubiese una posibilidad de evitar las pérdidas.

 

La mayoría de las personas elaboraría su respuesta en función de cuánta diferencia haría en sus vidas esta suma de dinero. Una suma de $1000 podría ser difícil de convertir en un millón, pero un millón podría fácilmente convertirse en diez millones (o incluso más) con una inversión inteligente y buena suerte.

 

Desde la perspectiva de un auténtico londinense, un millón de dólares parece mucho (y sin dudas lo es), aunque puede no cambiarnos la vida al punto de asegurarnos el futuro a nivel económico. Después de todo, tendríamos suerte si lográramos comprar un departamento de dos habitaciones por un millón de dólares en el centro de Londres. Además, las historias sobre quienes ganaron un millón de dólares en la lotería y quemaron sus ganancias al darse una vida de lujo también nos advierten que este dinero podría mejorar nuestra vida solo hasta un cierto punto. Un millón de millones entraría en otra categoría y, para muchos, valdría la pena asumir el riesgo.

 

En relación con las apuestas, esta puede ser la razón por la que las personas arriesgan dinero en las apuestas acumuladas en las que solo queda una oportunidad para ganar. Esto también puede explicar por qué a muchos apostadores no les gusta apostar en selecciones de cuotas reducidas, ya que el riesgo de pérdida es mayor que el riesgo de obtener una recompensa.

 

Por ello, la pregunta es (con todo esto en mente) si aceptaría el millón asegurado o la posibilidad de ganar un millón de millones.

 

ARTICULO ORIGINAL: Pinnacle 

 

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